Se extiende a lo largo de cuatro semanas antes del nacimiento de Jesucristo, comenzando generalmente el domingo más cercano a la festividad de San Andrés Apóstol el 30 de noviembre y concluyendo la noche del 24 de diciembre.
Durante este tiempo, los católicos se preparan espiritualmente para la llegada de Jesucristo, tanto en su encarnación histórica en Belén como en su futura venida al final de los tiempos. El Adviento representa un período de reflexión, penitencia, oración y expectación, resaltando valores como la esperanza, la paz, la alegría y el amor, simbolizados por cuatro velas encendidas en una corona de Adviento (una vela se enciende cada domingo antes de Navidad).
Los fieles participan en diversas prácticas devocionales como el rezo diario, la meditación de las Escrituras, el ayuno y la caridad, todo con el objetivo de preparar los corazones y hogares para recibir a Cristo en Navidad.
Este año, el tiempo de Adviento se extiende desde el domingo 3 de diciembre hasta el 24 del mismo mes. Este período se divide en dos etapas significativas:
En la primera etapa, se enfatiza el aspecto escatológico, orientando la atención hacia la anticipación de la gloriosa venida de Cristo. Las lecturas en la misa animan a mantener viva la esperanza en la llegada del Señor en todas sus manifestaciones: su venida al final de los tiempos, su presencia cotidiana y su llegada hace dos mil años.
La segunda etapa se centra en la preparación directa para la Navidad, invitándonos a experimentar mayor alegría al acercarnos al cumplimiento de las promesas de Dios. Durante estos días, los evangelios nos preparan específicamente para el nacimiento de Jesús.
Para resaltar esta doble preparación de espera, la liturgia elimina ciertos elementos festivos durante el Adviento. Se omite el canto del Gloria en la misa, se reduce el uso de música con instrumentos, se simplifican los adornos festivos y las vestiduras adoptan el color morado. La decoración de la Iglesia se vuelve sobria, expresando que aún hay un tramo por recorrer en nuestro regocijo.
El Adviento nos ofrece cuatro semanas para prepararnos para la venida del Señor. La primera semana se enfoca en la venida del Señor al final de los tiempos, instándonos a mantener una actitud de constante conversión. En la segunda semana, el mensaje del Bautista nos exhorta a «preparar los caminos del Señor», manteniendo una disposición de conversión continua, ya que Jesús sigue llamándonos. La tercera semana anticipa la alegría mesiánica al acercarse el día de la venida del Señor. Finalmente, la cuarta semana habla del advenimiento del Hijo de Dios al mundo, con María como figura central cuya espera sirve de modelo para nuestra propia espera.
En las lecturas de las misas dominicales, las primeras lecturas provienen de Isaías y otros profetas que anuncian la reconciliación de Dios y la llegada del Mesías. Durante los tres primeros domingos se presentan las grandes esperanzas de Israel, mientras que en el cuarto domingo se resaltan las promesas más directas del nacimiento de Dios. Los salmos responsoriales entonan la salvación que viene de Dios, siendo plegarias que solicitan su venida y su gracia. Las segundas lecturas son textos de San Pablo u otras cartas apostólicas que nos animan a esperar la venida del Señor.
Te animamos a celebrar el Adviento con La residencia de las Misioneras de Huesca.
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